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martes, 24 de noviembre de 2009

OTROS CONSEJOS DE HABITOS SALUDABLES

Los investigadores (también del Consejo de Investigación Médica de Cambridge) ya habían analizado antes la incidencia en la mortalidad de algunos de estos factores. También otros estudios. El efecto negativo de cada uno en la salud es conocido por todos, pues en los últimos años se han sucedido las alertas médicas al respecto. Pero el estudio, que ayer publicó la revista electrónica PLoS Medicine,quería cuantificar el impacto combinado de estos simples hábitos.

Para ello, se analizó el estilo de vida y la mortalidad de 20.244 hombres y mujeres de
45 a 79 años de Norfolk entre 1993 y 1997 (se aprovecharon encuestas ya disponibles, pero se excluyeron los vecinos con dolencia cardiovascular o cáncer) y se les hizo un seguimiento en el 2006.

Los especialistas en salud pública y epidemiólogos que hicieron el estudio puntuaron con un punto cada uno de los cuatro hábitos saludables. Por vida no activa valoraron que el trabajo es sedentario y no se hace ejercicio en tiempo de ocio; para el consumo de alcohol, analizaron si la ingesta se situaba entre 1 y 14 unidades semanales (una unidad equivale a una copa de vino), lo que representa un consumo moderado, o bien si era cero o superior a 14; y calcularon el nivel de vitamina C en sangre para determinar la ingesta mínima de frutas y verduras: más o menos de cinco raciones al día.

En el estudio, que tiene en cuenta edad, sexo, índice de masa corporal y clase social, se registraron 1.987 muertes durante el periodo analizado y se vio que el riesgo de mortalidad disminuía a más hábitos saludables. Quienes puntuaban cero (los menos saludables) tenían cuatro veces más riesgo de haber muerto en el plazo de 11 años que los que puntuaban cuatro (los más saludables). El riesgo de aquellos más saludables equivalía al de los menos saludables pero 14 años más jóvenes. Dicho de otra forma: quien no lleva una vida sana tiene igual riesgo de morir que una persona que vive de forma saludable 14 años más vieja.

Fumar aumenta un 77% la mortalidad respecto a no hacerlo; beber alcohol en exceso un 26%; el sedentarismo un 24%, y una insuficiente ingesta de frutas y verduras, un 44%. Fumar se desveló como el factor de riesgo de más peso y tanto para morir de enfermedad cardiovascular y de cáncer como de otras. Comer poca fruta y verdura aumenta un 70% el riesgo de muerte cardiovascular.

El estudio mostró cómo, a medida que se incumplían más hábitos saludables, aumentaba el riesgo de mortalidad (y viceversa), sobre todo por enfermedad cardiovascular. No llevar una vida sana supone hasta cuatro veces mayor riesgo de mortalidad, pero hasta cinco veces más de muerte cardiovascular. No tener hábitos saludables y ser mujer u obeso o menor de 65 años también aumenta cinco veces el riesgo de mortalidad. Se duplica simplemente por ser hombre que sólo cumple dos de los cuatro hábitos sanos. O se duplica el riesgo de mortalidad por cáncer si se incumplen tres de los hábitos saludables y aumenta 3,7 veces si se incumplen los cuatro.

Los investigadores constataron que la proporción de población con alguno o varios hábitos saludables es bastante elevada. Casi la mitad de los hombres estudiados no era sedentario, aunque sí el 60% de mujeres; el 73% de ellos consumía menos de 14 unidades de alcohol a la semana; el 47% de hombres y 71,5% de mujeres tomaba cinco o más raciones de fruta y verdura al día. De hecho, el 21% de los hombres y 39% de las mujeres cumplían los cuatro hábitos saludables básicos; y el 40,2% de ellos y 37,1% de ellas, tres. Así, sólo un tercio de ellos y una de cada cuatro de ellas llevan una vida menos saludable.

Con todo, los investigadores subrayaron que los cuatro hábitos son asumibles por toda la población y que incluso pequeños cambios en el estilo de vida pueden suponer diferencias de salud importantes, lo que anima a adoptar hábitos saludables. La editorial de la revista apunta que las administraciones deben facilitar a las personas llevar una vida más saludable. El estudio, que forma parte de uno europeo sobre cáncer y la dieta, sólo analiza mortalidad, no el impacto que puede tener llevar o no una vida saludable en la calidad de vida y autonomía al llegar a la vejez.

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